¡Cuba sí, pero así NO!
Desde que era pequeña leía lemas revolucionarios y escuchaba himnos que hacían de Fidel Castro una figura mística, un dios, lo más grande. Y de su Revolución. Todavía recuerdo la letra de himnos que habíamos de entonar y que parecen haberse quedado grabado en mi mente, junto a aquella música de rock, que por estar prohibida, oíamos a escondidas. Letras de himnos que concuerdan con lo que quisiera decirle a los que quizás un día logren sanar a nuestra bella isla de la enfermedad crónica de la que sufre por más de sesenta años: Adelante, cubanos, que Cuba premiará nuestro heroísmo… Limpiando con fuego que acabe con esa plaga infernal, de gobernantes indeseables y de tiranos insaciables que a Cuba han hundido en el mal…
Castro y los suyos fueron tan listos, que lucharon contra Batista con armas y contra el pensamiento libre del pueblo, con ideología.
Afortunadamente la vida me tenía un destino reservado, que me permitió la vista hacia mi país desde otra perspectiva. Y gracias a mi sentido común pude un día abrir los ojos y apreciar lo que viviendo en Cuba bajo la hegemonía de Fidel Castro, de su pensamiento y de su mayor arma, la desinformación, no sabía y por lo tanto no lograba ver. Después de llevar viviendo fuera de Cuba más tiempo del que allí viví, después de haber experimentado la vida en los dos sistemas políticos, después de haber vivido bajo el adoctrinamiento, la coacción y la imposición que caracterizan al sistema socialista y de haber gozado de la libertad en este -sin duda imperfecto- sistema capitalista, he de constatar, que Cuba necesita urgentemente un cambio, para el bien de los cubanos.
Muchos cubanos que siguen bajo el yugo ideológico del sistema Fidel Castro, temen que un cambio signifique "de la sartén al fuego“. Un usuario de Twitter que allí se califica como "ciudadano afiliado completa e irrevocablemente a la Revolución cubana“, por ejemplo, me escribió (en el lenguaje agresivo y grosero que caracteriza a muchos cubanos de hoy), que un cambio de sistema está descartado para Cuba, sería un sistema capitalista como lo conoce América Latina. No ha de haber un solo capitalismo en America Latina como en Suiza y Alemania. Y no solo adornó sus líneas con una palabrota, sino también con imágenes sombrías capitalistas: un despliegue policial en Paris durante una demostración y escenas de la vida callejera de personas sin techo en California. Escenas, por cierto, parecidas a algunas de la Cuba de hoy.
Y he ahí el resultado de la maza ideológica del socialismo en Cuba. Solo hay ojos para ver del capitalismo sus problemas. Los ojos socialistas no ven las ventajas de una economía de mercado social y de un sistema democrático, donde los ciudadanos son libres de pensamiento y de obra, donde el pluripartidismo enriquece la escena política y donde el pueblo escoge a su gobierno. La mente socialista no les permite imaginarse para Cuba un sistema alternativo, donde los derechos humanos se escriban con mayúscula y el pensamiento sea libre. Y donde sus ciudadanos contribuyan con su propia iniciativa a hacer de Cuba una nación de la que podamos estar ciertamente orgullosos.
Uno de aquellos lemas fue, por cierto, uno bien conocido también fuera de Cuba: ¡Cuba sí, yanquis no! Hoy me permito cambiarle la letra: ¡Cuba sí, pero así NO!
Nat Neumann, diciembre del 2022
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