El Caballero de París
Todos los habaneros y habaneras de mi generación lo conocen, y no sólo de oídas. Hace mucho tiempo que ya no se le ve por las calles de La Habana, tanto tiempo, que algunos piensan que es producto de la ficción. Pero yo lo ví, puedo confirmarlo, existió de verdad. Le llamaban "El caballero de París", seguramente por su aire aristocrático. El español de nacimiento es descrito como un vagabundo distinguido y elegante. Era un contemporáneo tranquilo que vivía en la calle. En aquella época, apenas se veían desamparados en La Habana, por eso él destacaba y la gente le conocía. Me impresionaba su aspecto, ya entonces bien desaliñado: siempre llevaba lo que sin duda había sido un elegante traje oscuro con una larga capa. Su ropa estaba tan sucia que ya no se veía su color original. No recuerdo si llevaba sandalias o si sus zapatos estaban rotos, pero sí recuerdo las uñas de sus pies, muy largas, sucias y engrosadas. Su pelo ya no podía llamarse así; había crecido hasta convertirse en una larga y compacta maraña gris cubierta de polvo y suciedad. Igual de desaliñada era su barba canosa. Siempre llevaba equipaje, hoy ya no sé qué. Dicen que eran periódicos y revistas. También dicen que siempre llevaba flores, que regalaba a las mujeres guapas que pasaban, y caramelos, que daba a los niños que se le acercaban. No puedo confirmarlo, probablemente porque siempre me cambiaba de acera cuando lo veía de lejos.
Puedo recordar hoy, 50 años después, la última vez que vi al "Caballero de París" en una calle de La Habana. Fue cerca de la majestuosa escalinata de la Universidad de La Habana. Entonces no sabía nada sobre él: que se llamaba José María López Lledín, que había nacido en Lugo, Galicia, en 1899, y que había desembarcado en La Habana en el barco de pasajeros alemán "SS Chemnitz" a los 12 años con tres hermanos. Que había trabajado como sastre, en una librería y como camarero en varios conocidos hoteles habaneros. Que en 1920, inocentemente, había sido encarcelado en el "Castillo del Príncipe" durante seis años y posteriormente enfermó físicamente, con síntomas como alucinaciones y delirios, de parafrenia.
El "Caballero de París" se hizo famoso en La Habana en los años 40. Se dice que era cortés y educado. Nunca aceptaba limosna, sólo algo de comer y sólo de la gente que conocía o le caía bien. Durante 40 años deambuló por las calles de La Habana. Murió en el hospital psiquiátrico de La Habana en 1985. El "Caballero de París" se convirtió en una especie de figura de culto. La gente le prestaba atención e incluso el famoso cantante cubano Barbarito Díez lo inmortalizó en un danzón: Mira quién viene por ahí, el caballero de París … También lo hicieron prácticamente inmortal en La Habana Vieja. Allí, cerca del monasterio de San Francisco de Asís, donde descansan sus restos, se erige una estatua de bronce a tamaño natural a la espera de los transeúntes que sueñan con Fortuna. Pues se dice que quien logre tocar la punta de su barba con una mano y uno de sus dedos con la otra desde la parte posterior de la estatua será sonreído por ella.
Nat Neumann, September 2023
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