¿La vida, una fiesta?
"La vida es una celebración, es una fiesta continua. Sólo hay que ser un poco más silencioso para oírla". Este dicho de Asia me muestra hoy mi calendario de sabidurías budistas. Hay que ser muy optimista para llamar a la vida fiesta. O estar muy, pero muy callado para poder escucharla. Pero en medio de la seriedad de la vida, y gracias al alcance de las redes sociales, nos enteramos de situaciones deplorables y tristes que son tan surrealistas que hacen reír. Así es el post de una usuaria de Twitter que se hace llamar Gaia. Publica una foto que podría ser un meme para algunos. A mí la imagen me recuerda que la vida no es para todos una fiesta ... Muestra la entrega de premios de un concurso desconocido. Sí, debe ser a raíz de una competición, porque los ganadores están subidos en podios numerados, como se conoce en las competencias deportivas. En el escalón más bajo, con el número tres, hay un hombre alto. Lleva camiseta oscura, pantalones claros hasta la rodilla y chancletas de plástico de las llamadas adilette. Está un poco encorvado, con la parte superior del cuerpo girada y el hombro derecho caído. En su cara veo un atisbo de sonrisa. En el escalón con el número dos hay un hombre joven. Orgullo: así se puede describir su postura. Su mirada está tan levantada que casi echa la cabeza hacia atrás. Saca el pecho. Mira literalmente desde arriba, serio y altivo, con la mano derecha ligeramente apoyada en el muslo; la izquierda en la cadera, como para mostrar su reloj dorado. Lleva uno de los vaqueros con roturas, ahora tan modernos, zapatillas deportivas y una camiseta verde que dice: "Forever Mamba, forever legend". El primer lugar lo ganó un hombre mayor de labios estrechos. Su expresión facial no es clara. Mira, más bien tímido, no directamente a la cámara. También lleva pantalones largos y una camisa parcialmente a rayas. Parece tener algo en la mano izquierda, no distingo qué. Los ganadores comparten el podio respectivo con sus premios. En el escalón número tres descansa un pequeño racimo de platanitos verdes delante de los pies del hombre de adilettes. En el escalón número dos, un racimo similar, además de algunas frutas, cuento seis de ellas. Podrían ser cítricos, creo ver también un mango. Delante de los pies del ganador, del número uno, hay una o dos piezas más del tipo de fruta con la que fue condecorado el número dos, además de una papaya grande.
Detrás de ellos cuelga un descolorido cartel con las semblanzas de Fidel Castro, Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel, incluida la vieja y ahora casi macabra cantinela Patria o Muerte Venceremos. Díaz-Canel tiene una mirada seria, Fidel y Raúl Castro sonríen satisfechos. Ellos saben por qué.
Nat Neumann, febrero del 2023
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