No tengo
"Tengo". Este es el título de un poema del poeta y escritor cubano Nicolás Guillén. Sus obras trajeron a Cuba la tradición afrocubana no lingüística, largamente olvidada (Wikipedia alemán). Guillén, que vivió en el extranjero antes de 1959, regresó a Cuba con la victoria de la revolución. Pronto se convirtió en presidente de la UNEAC, la leal al sistema Asociación de Escritores y Artistas de Cuba.
Su poema "Tengo" es una de las poesías posrevolucionarias que me martillearon cuando era una estudiante y que tengo grabada en la memoria a largo plazo como un tatuaje en una piel impecable.

Cuando me veo y toco,
yo, Juan sin Nada no más ayer,
y hoy Juan con Todo,
y hoy con todo,
vuelvo los ojos, miro,
me veo y toco
y me pregunto cómo ha podido ser ...

Según Guillén. Quería decirnos que la revolución se lo había dado todo a los pobres de ayer, a los desposeídos.
¿Lo hizo?

En su poema siguió enumerando todo lo que los pobres habían recibido (de la revolución), entre otras cosas: 

el gusto de andar por mi país, 

dueño de cuanto hay en él, 

mirando bien de cerca lo que antes 

no tuve ni podía tener.

Y nos asegura que todo es ya mío para siempre y tuyos, nuestros...
¿De veras?

Tengo, vamos a ver, 

que no hay guardia rural 

que me agarre y me encierre en un cuartel ... 

Continúa Guillén.
¿Es así ciertamente?
¡Definitivamente no!
Los cubanos testigos de las arbitrariedades y de los crímenes en nombre de la revolución; las noticias y las imágenes de la isla han escrito un poema muy diferente.

Además de el posicionamiento político de Cuba del lado de Rusia, además de el apoyo incondicional en la confrontación con Occidente, según Díaz-Canel - y con la observación "prospectiva" del viceprimer ministro ruso - sí, ruso - recientemente en La Habana: Es muy importante trazar una hoja de ruta que tenga en cuenta estas preferencias, lo que puede requerir algunos cambios en la legislación cubana -  supimos hace unos días  que el gobierno cubano había ofrecido a empresas rusas el derecho al usufructo de tierras durante 30 años, de las tierras de las que, según Nicolás Guillén, los cubanos son dueños. Rusia invertirá capital y hará negocios en Cuba, en virtud de un acuerdo con condiciones sin precedentes para los inversores extranjeros. Se dice que Cuba eximiría a las empresas rusa de los aranceles de importación de cierta tecnología y les permitiría repatriar sus ganancias.
El atento Juan sin Nada dice al comentar esta mala nueva que están vendiendo el país.
El jefe de la delegación rusa en el Comité Económico Ruso-Cubano confirmó en La Habana: Nos están dando un trato preferencial.
Por cierto, Nicolás Guillén había delirado en su poema sobre el hecho de que él (Juan sin Nada), campesino, obrero, gente simple tiene ahora el gusto de ir (es un ejemplo) a un banco y hablar con el administrador, no en inglés o en señor, sino decirle compañero, como se dice en español.
Como parte del generoso trato para los rusos en Cuba, algunos bancos rusos codician abrir sucursales en la isla y dejar que ruede el rublo.
A más tardar ahora el ya fallecido Nicolás Guillén debería haber reescrito su poema. Yo me he tomado la libertad de hacerlo con el título en: "No tengo.“

Especialmente en lo que se refiere a su (más para mal que para bien) relación hombro con hombro con Rusia (en tiempos de guerra), el poema que Díaz-Canel escribe hoy es, por lo demás, aborrecible.

Nat Neumann, mayo del 2023