¡Paren el mundo, que me quiero bajar!
Entre las horribles imágenes que nos llegan de todo el mundo, Mafalda salta en mi cabeza con el globo sonoro "Paren el mundo, que me quiero bajar". Aunque dicen que Quino, el "padre" de Mafalda, desmintió que esa frase sea de ella, tengo a Mafalda a menudo presente, porque busco en los medios de comunicación regularmente qué hay de nuevo de mi país natal, Cuba, y descubro las fotos antiguas: destrucción, montañas de basura, ancianos sumidos en la miseria, brutalidad policial, opresión, hambre. Entonces miro hacia Ucrania e intento ponerme en la piel de la gente de allí, pero lo que están viviendo es realmente inimaginable. También pienso en los soldados rusos que están siendo enviados a la muerte por una guerra sin sentido. Y miro hacia Israel, otro ataque, más muertes. Luego leo sobre Irán, tantas personas y tantos jóvenes a los que les arrancan la vida por motivos políticos. Y así sucesivamente.
Acabo de ver un vídeo, filmado en algún lugar de Venezuela, antes un país próspero y democrático, ahora un infierno. Se ve a un militar bajando unas escaleras en una estación de tren mientras una mujer grita: ¡Mira cómo lo lleva! Luego un grito al llegar al rellano. El agente casi tropieza con un joven, yo diría un adolescente, tendido, con las piernas sobre dos escalones superiores, un charco de sangre bajo la cabeza. ¡Mira cómo lo lleva! ¡Grábalo! ¡Denúncialo! Todavía se puede oír a la mujer gritando. ¡Llévalo al médico! ¡Él mismo lo tiró! Es evidente que el chico se ha golpeado la cabeza contra el hormigón y parece estar inconsciente, tal vez sin vida. El oficial, a la espalda de su uniforme: "Guardia Nacional Bolivariana", tiene que retroceder dos pasos, levanta un brazo -como en un gesto de desagrado-, se coloca con las piernas abiertas sobre el chico y levanta su cuerpo sin vida como si levantara un saco de papas. Y así como así lo lanza por encima de un hombro. El joven tiene las manos atadas. Lo lleva como Papá Noel lleva su saco de regalos. Pero la sangre gotea del "saco de papas" que lleva al hombro. Una mujer corre tras él y dice en voz alta: ¡No le ponga la cabeza hacia abajo!, otra grita: ¡Se está desangrando! El agente, también un hombre joven, después de unos pasos deja al chico aparentemente muerto en el suelo. El "saco de papas" con las manos aún atadas se le hizo demasiado pesado....
¡Paren el mundo, que me quiero bajar!
Nat Neumann, enero de 2023
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