¡Te quiero pobre!
Esta frase la he leído en Twitter. Allí, donde la gente -entre otras cosas- se desahoga con su creatividad. Formaba parte de una imagen que me recordó al póster del dibujante e ilustrador estadounidense James Montgomery Flagg, a quien probablemente también conozcas. En él, el Tío Sam señala con el dedo al espectador sobre la frase I want you for US Army. Esta es la imagen más famosa de Flagg, que realizó para el ejército estadounidense. Él mismo fue el modelo para su representación del Tío Sam. Y de hecho, se puede ver el parecido cuando se comparan las dos imágenes. No tuve que investigar nada en Internet para identificar a la persona sobre el lema Te quiero pobre, que he visto en Twitter. Es inequívocamente Fidel Castro, un Fidel Castro feo y antipático, como lo vivieron sus adversarios y como lo ven hoy en retrospectiva muchos de sus partidarios de entonces. Así pues, un Castro que -como en la vida real- señalándonos con su largo dedo índice parece en realidad estar amenazándonos: ¡Te quiero pobre! Y ello no es producto de la imaginación de quienes se oponen al sistema autoritario de los Castro. No es producto de la imaginación de los enemigos del socialismo. Es la realidad la que nos deja primero reflexionando y luego sacudiendo la cabeza en la creencia de que, en efecto, los quieren pobres.
Por un lado, están las imágenes de mi país natal y la de los países que han tomado su camino, y la de la vida de sus ciudadanos. Países como Cuba y Venezuela, que una vez estuvieron en la cuna del progreso y que ahora -por lo menos Cuba- excepto miseria, nada produce. El incompetente gobierno socialista destruyó el prometedor desarrollo económico de Cuba nada más llegar al poder. Y desde el principio se ha notado. Pero ahora no sólo se nota, sino que, tras décadas de mala gestión, se ve, se huele y se oye. Los edificios se derrumban como castillos de naipes. Los hospitales parecen hospitales militares en medio de una guerra. Los ancianos buscan comestibles en las montañas de basura que parecen ya pertenecer a las calles de La Habana. Y la arcaica producción de alimentos que se ofrecen a la población (¿y a los turistas?) con libretas que regulan la adquisición de los mismos nos deja con la convicción de que es lo mismo si la gente encuentra su comida en la basura o si la obtiene en las tiendas estatales. Si los turistas también son víctimas de esta "producción" de alimentos es pura especulación. ¿Has visto las imágenes que muestran cómo se produce el picadillo de pollo en Cuba? Supongo que mi descripción no te causará el asco que producen ver las imágenes: Una palangana grande y oxidada llena de carne picada cayendo de una vieja tubería de metal. Un palo grande de madera, el agarre de una pala, con la que se empujan pollos enteros de una mesa a un recipiente para ser triturados. Sí, pollos enteros. Con plumas, cabezas y patas. Los pollos muertos yacen sobre esa mesa mugrienta con sus plumajes blancos, antes relucientes, para ser arrojados a la máquina oxidada que los convertirá en picadillo. Caen de cabeza en ese recipiente sucio, donde el rodillo espera para triturarlos. Siguen llegando más y más cadáveres de pollos. El agarre de la pala está lleno de restos de carne triturada, de tripas, plumas, patas y cabeza. Uno a uno los pollos son empujados allí para convertirse en alimento por el que los cubanos hasta se fajarán para comprarlo: ¡Un espectáculo que asquea! Al haber pasado los pollos a su tercera vida se ve entonces lo que uno se imaginaba, la mesa sucia sobre la que yacían.
Por otra parte, uno tiene que luchar con su propia ira cuando escucha declaraciones incalificables de los dirigentes del país y de la izquierda amiga. Por ejemplo, la del fraile dominico y teólogo de la liberación Frei Betto, que afirma: El problema de Cuba no es el hambre, sino el inmenso apetito de los cubanos.
El presidente de Colombia, ex guerrillero y gran paladín de la izquierda dice: Y cuando los pobres dejan de ser pobres y tienen (propiedades), entonces se vuelven de derecha, y ahí viene el problema.
El presidente de México Andrés Manuel López Obrador: Ayudando a los pobres va uno a la segura porque ya sabe de que cuando se necesite defender en este caso la transformación, se cuenta con el apoyo de ellos, no así con sectores de la clase media, ni con los de arriba, ni con los del medio, ni con la intelectualidad, entonces no es un asunto personal, es un asunto de estrategia política.
La ex presidenta de MORENA, el partido de López Obrador: Es que cuando sacas a gente de la pobreza y llegan a clase media, se les olvida de dónde vienen, porque la gente piensa como vive.
El General retirado venezolano Guaicalpuro Lameda, ex miembro del equipo de gobierno de Hugo Chávez, ex presidente de Venezuela: Yo le había dicho al presidente Hugo Chávez que quería conversar con él sobre los problemas económicos y financieros que se le avecinaban al país, y entonces él me dijo, pero así con un cinismo enorme: Usted no ha comprendido la revolución. La revolución se trata de mantener a los pobres pobres, pero con esperanza, porque los pobres son los que votan por nosotros, los pobres son los que nos dan el poder, no los podemos sacar a la clase media, porque dejan de ser pobres y pasan a ser nuestros enemigos.
Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela: Primero tienen que morirse de hambre los venezolanos antes de que caiga este gobierno.
¡Los quieren pobres!
No conozco declaraciones de este tipo por parte de políticos cubanos. Pero estoy segura de que Fidel Castro pensaba del mismo modo. Y creo que - retomando la afirmación de Hugo Chávez - los pobres en Cuba han perdido la esperanza: Siguieron siendo pobres, ahora sin esperanza alguna. La esperanza tampoco volvió tras el siguiente tuit de la "Primera Dama" cubana: Sí, soy comunista, ¿y qué? Que es una utopía, que el socialismo aún está en construcción, que nunca lo viviré, ¿y qué? Es mejor pensar y luchar por TODOS que en términos egoístas, y eso es el comunismo...
Desde su cómodo sillón se va bien construyendo el socialismo y llevar allí toda una vida esperándolo. En el sillón roto de los cubanos de a pié hace tiempo que no se puede tomar asiento.
Nat Neumann, marzo de 2023
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