Entrevista con Elescritor.es en agosto del 2022
Para quién no te conozca, ¿quién es Nat Neumann?
Nat Neumann es una cubana nacida por los años sesenta, cuya vida activa e independiente comenzó muy temprano y que se coronó con su graduación como licenciada en economía a los 21 años, con la fundación de una familia en Alemania y con una interesante vida laboral. Nat Neumann es desde 1989 ciudadana alemana, integrada en la sociedad alemana y se interesa mucho por política y por temas sociales. Y Nat Neumann, que vive desde hace 40 años en Alemania, una parte de ellos en la Alemania del este, valora esa democracia auténtica, que conoció en Alemania occidental y que muchos compatriotas en Cuba no tienen idea de que existe.
De economista a novelista. ¿Cómo surge un cambio tan grande?
Hasta el día de hoy sigo mi interesante trabajo como economista, pero no puedo negar, que en los últimos años la labor como escritora, con la que comencé como un hobby, me atrae más y más y le quitado el rango al trabajo que me sustenta. Por ello, por tener que llevar las dos funciones (como escritora y como economista) he necesitado tanto tiempo, unos cuatro años, para terminar mi obra. Precisamente fue un libro de no ficción con un tema económico lo que tenía en mente para mi primer gran proyecto. Hasta entonces había escrito cuentos cortos realistas en el marco de los cursos de escritura que visité en una universidad popular aquí en Alemania.
Hablemos de tu obra. ¿Qué es lo que más destacarías de „Un pedacito de cielo“?
En primer lugar la segunda parte, que al igual que la primera también se llama Un pedacito de cielo. Es un segundo libro, un legado de mi Madre, con el que nos traslada -lejos de mis relatos en torno a la Cuba de Fidel Castro en la primera parte- al pueblito en el que a finales de los años 20 nació y que, con su lenguaje poético y su realismo mágico a la García Márquez, nos inmersa en una vida llena de acontecimientos únicos y nos atrapa con sus tristes vivencias, siempre aferrada a su pedacito de cielo como fuente de energía, con la convicción de que siempre hay una esperanza, con sus palabras: (…) el sufrimiento, una vez que ha pasado, le deja a uno fe en el futuro.
En segundo lugar los relatos en torno a mujeres fuertes en mi familia: mi madre, mi abuela, mi muy querida prima en la primera parte del libro. Y el viaje en el que allí, con historias amenas y fidedignas me llevo al lector por lugares de La Habana y de Santiago de Cuba, adentrándolo en su gente, en sus calles, en sus desgracias, todo ello envuelto en mi redescubierta añoranza. En ese viaje virtual a la Cuba revolucionaria el lector encontrará datos relevantes de la historia de la isla y aspectos en torno a la situación política y socioeconómica de la Cuba socialista con una lectura ligera; además de mi propio análisis y mis propias conclusiones sobre el sistema Castro. Todo ello será para los que ya conocen a mi país de origen un despertar de recuerdos, para los que no: información de primera mano y para los que idealizan al sistema Castro desde su propia “cuna democrática“ también la evidencia de que en Cuba desde entonces reina una dictadura.
De acuerdo al juicio de una experta: “(…) Por extensión, es un fiel retrato de una época y sirve para canalizar un buen número de reflexiones ad hoc.“
Nos consta que está muy inspirada en tu propia experiencia viviendo en Cuba, ¿ No es así?
Así es. Nací unos años después del triunfo de la Revolución y viví en Cuba hasta los 16 años. Así que no estuve exenta de creer en la única ideología que nos metieron en la cabeza y se bien sobre lo que escribí. Recuerdo bien la Cuba en que viví. Aprendí en la universidad popular alemana que uno escribe su autobiografía a base de los propios recuerdos, que son tan fieles a la realidad como la subjetividad lo permite. Son MIS recuerdos. Recuerdo vivencias amargas en el seno de mi familia, pero también, por ejemplo, como cuando era niña se hablaba de los campos de concentración creados por el nuevo régimen para homosexuales y minorías religiosas. A medida que, escribiendo, más me adentré en mi vida pasada, más recuerdos me venían a la mente, sucesos que ya había olvidado, pero que habían quedado en lo profundo de mi alma. Mas muchas de las experiencias que relato son de seres allegados a mí, de las que en parte me enteré investigando para el libro.
Y claro, no pude dejar de tematizar la situación actual de Cuba. Datos que doy los conozco por relatos de testigos de algunos hechos. Otros los tomé de la información que nos da el internet y de las redes sociales. No pude evitar que se me colara un error. Debido a mi objetivo de dar datos de actualidad respecto al 11 de julio de 2021, un día de protestas populares masivas, y de terminar el libro en español lo antes posible, tomé un dato que resultó ser erróneo y que quiero aclarar por este medio. Supongo que por la inundación del internet con noticias frescas sobre ese día de los hechos nombré a Maykel Osorbo como autor del vídeo al himno Patria y vida. En verdad se trata de Anyelo Troya González. El rapero Maykel Osorbo, uno de los protagonistas del vídeo, no tomó parte en dichas protestas, porque días antes había sido apresado arbitrariamente y llevado a un centro penitenciario que se encuentra a 160 kilómetros de su residencia. Entretanto ha sido condenado a nueve años de privación de libertad. Como Osorbo afirma, su juicio fue un montaje fetichista y (…) Sé por donde caminé, pero más importante aún, sé hacia adónde voy.
Pero mi objetivo no era tematizar y analizar la situación en especial de valientes hombres y mujeres cubanas que no se dejan amedrentar por el régimen, como lo es Maykel Osorbo, sino la de un país que Fidel Castro puso en penumbra y está desde entonces de luto.
¿A qué tipo de lectores va dirigida tu obra?
A todo aquel que se interese por Cuba, tenga la tendencia política que tenga,
con el objetivo de que el que lea mis relatos conozca la vieja realidad cubana, la vieja y duradera realidad que muchos no conocen, ni los partidarios del régimen cubano, ni los turistas que año tras años van a disfrutar del sol cubano, incluso - debido al arma del régimen: la desinformación -ni muchos cubanos.
Si alguien llega a leer lo que escribo, es bueno que preste atención a esta faceta de la historia de mi vida, por llamarla de algún modo, y recojan el mensaje que encierren mis experiencias, escribe mi madre en su autobiografía, la segunda parte de mi obra. Creo se dirige sobre todo a nosotras mujeres.
¿Qué pretendes provocar en quienes lean tu obra?
Decidí escribir el libro en honor a mi madre, para publicar su obra. Y decidí completarla con mi autobiografía y con la biografía de algunos integrantes de mi familia. Resultó ser también la biografía de Cuba y la de muchas familias cubanas. Por ello mis personajes no llevan nombre propio.
Sin así haberlo planeado desde un principio, quiero darle mi voz libre a los muchos cubanos, a los que el régimen cubano le quitó las suyas. Quiero dar a conocer cómo se vive en un país de los llamados socialistas. Quiero abrirle los ojos a los que piensan que Cuba, en sentido figurado, es un eterno verano. Como ya expliqué quiero que con mi obra el mundo se entere de la realidad cubana desde 1959, que se enteren de cómo con la llegada de Fidel Castro y su glorificada Revolución se abolieron los derechos humanos en Cuba, cómo se criminalizó la religión y la disidencia, cómo se adoctrinaron a los niños y cómo el pueblo de Cuba no conoce lo que son elecciones legítimas. Y cómo Fidel Castro ha generado una depauperación social. Cómo derogó todas las leyes económicas y hundió al país en una perenne crisis económica, que desde entonces le achacan al embargo americano. Cómo hoy en día mueren personas en Cuba, esa presunta potencia médica, por falta de medicamentos y de condiciones hospitalarias, mientras se siguen construyendo hoteles y las fuerzas represivas se siguen equipando. Cómo el cubano espera muchas veces en vano por una ambulancia, mientras que la policía motorizada está al instante en lugar en el que alguien gritó Patria y vida. Y cómo Cuba ha desterrado a muchos de sus hijos.
Quiero que el mundo conozca que el pedacito de cielo de los cubanos está nublado hace décadas, que el cielo es azul solo para la cúpula gobernante y para los turistas.
Mientras en el mundo se habla por ejemplo de las atrocidades de la policía en Estados Unidos (Black lives matter), no se habla de los casos de violencia policial en Cuba, que les ha costado la vida a algunos jóvenes. El mundo parece no saber que en Cuba menores de edad están encarcelados por participar en las protestas del 11 de julio y que han sido castigados con drásticas sentencias, que en países que funcionan solo conocemos por delitos capitales. Y que en Cuba se va a la cárcel por una cosa que por estos lares es tan obvia, como decir lo que uno piensa.
Quiero que el mundo conozca que la ineptitud es el sello del gobierno socialista y que la injusticia y la impunidad, esa cúpula que gobierna, se han adueñado de Cuba.
¿Alguna anécdota del proceso de escritura o de documentación que puedas contarnos?
Quizás que escribí “Un pedacito de cielo“ en alemán, pues con los años que llevo hablando el idioma me era más fácil. Mis planes eran además editar el libro solo en alemán. Al contarle a una persona de mi proyecto, esta me pidió que lo tradujera al español para ella poder leerlo. El proceso de corrección del libro en alemán fue largo, porque la lectora alemana poco tiempo tenía. La corrección del libro en español la hicieron dos lectoras cubanas según terminaba yo la traducción de los capítulos. Sus himnos de alabanza me dieron un gran impulso. Así que resultó ser que terminé la versión en español mucho antes que la en alemán, que está actualmente en proceso de edición. Y ya hay quienes me han pedido que traduzca el libro al inglés.
Impresionante para mi fueron los cumplidos de mi lectora alemana, que es una reconocida autora, cuando me dijo que algunos pasajes de mi obra le recordaba a su autor preferido, Gabriel García Márquez.
A mí personalmente mas bien me recordó la segunda parte, la escrita por mi madre, a García Márquez; y entre nos, nada tiene que envidiarle. Disfruté leyendo sus relatos, sus descripciones y su lenguaje poético. Pero también derramé muchas lágrimas leyendo sobre sus penas, de las que en detalle desconocía. Su dolor pasado me llegó al alma.
¿Qué consejo te gustaría darle como escritora a tu yo de hace unos años?
Que además de leer, escriba, pues escribir es un bálsamo para el alma, un debate con la vida, y para mí también meditación. Es como compartir razonablemente tiempo con uno mismo, reflexionar, crear. Escribir proporciona una increíble satisfacción, incluso, si no lo haces con la finalidad de publicar lo que has escrito. Como lo describe el pintor y autor alemán Frantz Wittkamp: Ahora mismo una hermosa palabra cae en un papel y no puede desaparecer, ahora es mía.
¿Cuál ha sido tu experiencia con la Editorial Círculo Rojo?
Por las experiencias de otros autores de Círculo Rojo parece ser que la Editorial es perfecta, pero creo que nada en este mundo lo es. En términos generales ha sido una experiencia positiva. Tuve muy buenas experiencias con la mayoría de los departamentos como corrección, diseño y maquetación y otras menos complaciente con otro departamento. No obstante editaré también la versión en alemán con Círculo Rojo. En mi caso me parece la mejor opción, aunque actualmente el tiempo de espera para que por fin el libro esté listo para la venta difiere de mis planes iniciales. Parece ser que los autores estaban esperando por una editorial como Círculo Rojo.
¿Qué autores te han inspirado más a la hora de escribir?
Debe haber sido inconscientemente, pero creo que autores del llamado realismo mágico como Gabriel García Márquez y una de mis favoritas Isabel Allende. Durante el proceso de escritura leí también a algunos de los escritores cubanos de los años 60 que sufrieron bajo el régimen castrista como Reinaldo Arenas y Guillermo Cabrera Infante, que quizás indirectamente también me hayan inspirado. Si me hubiese dejado inspirar conscientemente lo hubiera hecho además por escritores como Carlos Fuentes o como Mario Vargas Llosa.
¿Dónde se puede conseguir tu libro?
En librerías de España; en libros.cc, Agapea así como en las plataformas de venta online como El Corte Inglés, Casa del Libro, Fnac o Amazon.
Para terminar, ¿nos recomiendas alguna lectura?
Muchos títulos y autores me vienen a la mente. Pero definitivamente les recomiendo “Un pedacito de cielo“ de Nat Neumann, o por si quieren la versión en alemán, que está por salir „Ein kleines Stück Himmel“, un libro formidable; lo he leído ya varias veces.
Entrevista con la editorial Círculo Rojo en septiembre del 2022
¿Qué hay de ficción en esta extraordinaria y emotiva novela inspirada en su propia historia personal?
Mi obra relata hechos reales, pero claro, desde mi punto de vista y tan verídicos como la subjetividad de la propia apreciación lo permite, teniendo en cuenta, además, que muchos de los relatos son recuerdos —también de seres allegados— indelebles, pero que posiblemente el tiempo ha opacado o tergiversado. Pero son MIS recuerdos.
También los relatos en la segunda parte del libro son hechos reales y auténticos, contados por la pluma de mi madre, que incluso, al escribirlos, una y otra vez así lo asegura.
La obra es prácticamente un libro de no ficción novelado, si así se pudiera llamar.
Creo que este el marco para hacer una aclaración: algunos datos los tomé de la información que nos da internet. No pude evitar que se me colara un error. Debido a mi objetivo de dar datos de actualidad respecto al 11 de julio de 2021, aquel día de protestas populares masivas en algunos lugares en Cuba, tomé un dato que resultó ser erróneo. Supongo que por la inundación del internet con noticias frescas sobre ese día de los hechos nombré a Maykel Osorbo como autor del vídeo al himno Patria y vida. En verdad se trata de Anyelo Troya González. El rapero Maykel Osorbo, uno de los protagonistas del vídeo, no tomó parte en dichas protestas, porque días antes había sido apresado arbitrariamente y llevado a un centro penitenciario que se encuentra a 160 kilómetros de su residencia. Entretanto ha sido condenado a nueve años de privación de libertad.
¿Le ha servido de catarsis escribir este libro? ¿Qué le llevó a escribirlo?
Sin duda. La conmoción que experimenté al morir mi madre sin poder haberla visto una última vez, me traumatizó por años. Era una herida abierta para mí incurable. Y la medicina fue escribir. Sacar mis recuerdos desde lo más hondo y revivir mi pasado, fue en efecto bálsamo para mi alma. La herida no curó del todo, pero puedo vivir con ella.
Como escribo en los agradecimientos, no tenía planeado escribir mi historia y la de mi familia. A raíz de mi viaje a Cuba para organizar el sepelio de mi madre, encontré el manuscrito de su autobiografía, que, según escribió en el sobre que lo guardaba, estaba segura iba a publicar. A ciencia cierta no sé si la Parca se le anticipó o si mi madre apostó por que yo encontrara el manuscrito después de su muerte. Ya para ese entonces yo visitaba una universidad popular en Alemania y tomaba clases de escritura con vista a escribir un libro de no ficción con un tema económico. Fue mi profesora de escritura la que me instó a hacer una obra entrelazando la autobiografía de mi madre con mi propia historia. Y así complací a mi madre, publicando su obra, la que definitivamente revalorizó la mía.
Su obra, además de contar una bellísima y profundamente humana historia, incluye una descripción de la situación sociopolítica y económica de la Cuba actual y de su historia reciente. ¿Cómo ve la situación del país? ¿Cómo lo ven los cubanos que permanecen allí?
No pude escribir mi historia sin analizar y tematizar la situación en mi país de origen. Nacida unos años después del triunfo de la Revolución, habiendo vivido en el sistema Castro hasta los 16 años y no dejando de estar exenta a la única ideología que nos inculcaron, sabía bien de lo que escribía. La experiencia a través de los años vividos, incluso la profesional, y la vista hacia el país desde el exterior, me permiten un análisis crítico, objetivo y sin matiz ideológico.
Mi crítica al sistema político que llaman socialismo no implica que la alternativa sea el sistema capitalista como lo conocemos en muchos países. Creo que ese es el gran error de muchos, que solo han de escoger entre negro y blanco, sin ver cuántos matices hay o pudiera haber entremedio. Fidel Castro despreció la oportunidad de su revolución para hacer de Cuba un país mejor y, más allá de eso, lo destruyó.
La situación en Cuba bajo el, fuera de Cuba más que glorificado, sistema que Castro impuso hace más de sesenta años es, en mis ojos, irresoluble.
Por una parte está la paupérrima situación económica que le achacan exclusivamente al embargo americano. Claro que el mismo juega un papel para el desarrollo económico del país, estando los Estados Unidos tan cerca y no teniendo Cuba acceso libre a su mercado. Pero la gran verdad es que la situación económica de Cuba está irreversiblemente destruida debido a la pésima gestión del régimen socialista cubano. Desde un principio Fidel Castro puso una empresa tan complicada como lo es gestionar la economía de un país en manos de aficionados. Y la solución diletante de los problemas económicos ha ido empeorando año tras año, durante más de seis décadas. El resultado es evidente. Que la educación y la salud pública sean un ejemplo para Latinoamérica y el mundo es un mito. En Cuba la gente muere por falta de medicinas y de atención médica. Vale aclarar que las reglamentaciones del embargo americano excluyen medicinas. Casas y edificios de viviendas se caen a pedazos, parece faltar poco para que la basura engulla a La Habana, el sistema de ambulancias ha colapsado, mientras que la construcción de hoteles y el equipamiento de los órganos represivos parece no estar afectado por la crisis en el país. Para mí, el problema más grande es que la cúpula gobernante ha rehusado y rehusa reconocer que han hundido el país en un pantano y que con mucho aspaviento y sin un plan sensato para tratar de salir de él, lo hunden más y más, después de haberle quitado a sus ciudadanos la posibilidad de tomar sus vidas en sus propias manos. Fidel Castro y sus sucesores, en su nombre, pusieron la ideología por encima de las leyes económicas y aplicaron en Cuba las doctrinas marxistas que seguramente solo conocían en la teoría. Y estas, evidentemente, no funcionan. Testimonio de ello son los datos que ofrezco en el libro, que reflejan que Cuba antes de 1959 era un país en la cuna del progreso, con índices de desarrollo por encima de muchos países de Europa y Latinoamérica. O la simple comparación que allí hago entre Cuba y Singapur.
Mi respuesta al arraigado enunciado de que el embargo americano sea la causa de la miseria cubana es la afirmación de que la piedra más grande en el camino económico cubano no es el embargo americano, sino el bloqueo interno que ha generado el régimen.
Por otra parte está la no menos pertinente situación política. En Europa se habla mucho del deplorable estado de los derechos humanos en países como Siria, Rusia, China, Bielorrusia, Irán, Pakistán y muchos otros. Pero poco oigo hablar de Cuba, que ,indudablemente, desde 1959, se alistó a ese gran número de países donde se ignoran por completo los derechos de sus ciudadanos. Es indiscutible que el sistema Castro no es en absoluto un sistema democrático. Creo que debido a la llama de esperanza que la revolución castrista encendió en muchos como alternativa al sistema capitalista, y debido al idealismo prepotente de la izquierda, muchos se oponen a reconocer que el sistema cubano es una dictadura. Pero definitivamente lo es. Quizás sea más transparente el término del filósofo austriaco-británico Karl Popper que distinguió solo dos formas de Estado en una sentencia que se hizo famosa: «Aquellos en los que es posible deshacerse del gobierno sin derramamiento de sangre mediante una votación, y aquellos en los que esto no es posible… Normalmente se llama a la primera forma “democracia“ y a la segunda “dictadura“ o “tiranía“».
El único partido permitido en Cuba es el Partido Comunista. Las últimas elecciones democráticas que sucedieron en Cuba fueron en 1952. Ese es el gran delito contra el pueblo cubano. Es literalmente un crimen cómo el gobierno, no elegido por los cubanos, hace caso omiso a los más elementales derechos humanos. Muchos de los artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos no existen para los cubanos en la isla. El ejemplo más palpable en estos últimos tiempos es la desarticulación violenta de las demostraciones del 11 de julio de 2021 en algunos lugares y del 20 de agosto de 2022 en Nuevitas. Con una violencia desenfrenada, la policía y partidarios del régimen se enfrentaron a ciudadanos que solo gozaban del derecho obvio de libertad de expresión. Las condenas son desmesuradas e injustas. Según la comisión interamericana de los Derechos Humanos de la ONU, Cuba tiene la tasa de encarcelamientos más alta del mundo. Para nadie es un secreto que muchos de los reos son presos políticos, los más prominentes encarcelados en condiciones indecibles, más bien muriendo en vida. Ciudadanos cubanos son atropellados por los órganos policiales que debían velar por sus derechos. La inviolabilidad del hogar no existe en Cuba. Disidentes son presionados para que abandonen el país, a otros le impiden regresar. Es decir, en Cuba los humanos no tienen derecho.
Yo veo, además, un deterioro en la sociedad cubana. La vida de los cubanos es una lucha diaria por sobrevivir. No es solo que por ello la educación y la vida cultural se hayan vuelto obsoletas, sino que también la frustración y la ira ha llevado al pueblo a comunicarse y pronunciarse de un modo vulgar y soez, como yo no conocía.
Tanto económica, política, como socialmente, Cuba está en una crisis, de la que con el gobierno actual, o uno próximo de la misma calaña, no saldrá. Yo diría que Cuba no está al borde del abismo, sino más allá.
Muchos de los cubanos que permanecen allí son los que no tienen la posibilidad de irse del país. Sus testimonios son patéticos. Madres que no tienen qué darle de comer a sus hijos. Madres desesperadas porque no encuentra medicinas para sus hijos enfermos o porque no reciben ayuda médica. Madres que se enfrentan a la policía porque sus hijos son arrestados arbitrariamente. La situación de los hospitales es deplorable. La situación en la que viven personas de la tercera edad es inconcebible. Los cubanos viven la mayor parte del día sin electricidad. No hay que explicar qué significa esto en un país tropical. Y siguen apareciendo testimonios del lujo en el que viven los de la cúpula del régimen. La vida del que piense diferente y se atreva a articularse es un sinfín de represión, vejaciones y de encarcelaciones arbitrarias. Las imágenes de Cuba que yo veo hoy en día son bien parecidas a las de la Cuba de Fulgencio Batista.
Y los jóvenes no tienen perspectivas. Como afirma una joven cubana en las redes sociales: «Vivir en Cuba es el peor de los castigos… Los que podían irse se han ido, aquí quedan los pobres, la gente corriente, los que no tienen dinero para pagar su viaje, aquí quedan los olvidados, los apóstatas, los desfavorecidos»…
¿Cómo recomendaría Un pedacito de cielo a sus potenciales lectores?
Esta obra, con sus 482 páginas, que me costó no solamente un gran esfuerzo físico e intelectual, sino también emocional, va dirigida a todo aquel que se interese por Cuba, independientemente de su tendencia política. A todo aquel que quiera saber concretamente cómo se transformó la vida de los cubanos desde el 1959 y cómo influyó la Revolución de Fidel Castro en la vida de la familia cubana en un relato objetivo, auténtico y ameno, le recomiendo Un pedacito de cielo. Creo que la estructura de capítulos —unos cortos, algunos más largos— que tiene la obra hace de ella una lectura ligera e interesante, porque el tema que quizás parece hacerla pesada, la historia de Cuba, está más bien en segundo plano. En primer plano está mi viaje de regreso a Cuba a organizar el funeral de mi madre y la vida de mi familia. Por ello me adentré también a describir calles y vivencias, y traslado al lector a las dos ciudades más grandes de Cuba, La Habana y Santiago de Cuba. Es también una historia de mujeres fuertes y estoicas.
La segunda parte del libro, la autobiografía de mi madre (123 de las 482 páginas) hace de él una obra interesante para el —sobre todo para la— que, fuera del matiz político que tiene la primera parte y lejos de la Cuba de Fidel Castro, quiera adentrarse en la vida de una mujer en la Cuba de los años veinte a los sesenta: una historia muy íntima y honesta, llena de acontecimientos únicos y de vivencias tristes, siempre con el mensaje de que aún en los peores momentos, hay una rayo de esperanza, en este caso a través de un pedacito de cielo. Me atrevo a comparar el estilo de mi madre con el de los autores del realismo mágico Gabriel García Márquez e Isabel Allende.
¿Se atrevería con otro género literario?
La narrativa es mi género. Me encanta escribir relatos a base de hechos reales y en torno a temas económicos y sociocríticos de interés común.
¿Algún proyecto en ciernes?
Algunos. Tengo unos cuantos relatos escritos, y quizás publique en una antología. Quisiera volver a mi proyecto inicial, un libro sobre un tema económico que tengo desde hace mucho en mente. Y a mediano plazo quisiera escribir libros con contenido pedagógico para niños y jóvenes, un reto a las redes sociales y a Internet, tarea bien difícil.
El tiempo dirá.
¿Cuáles son tus principales influencias literarias, filosóficas y artísticas?
Mi profesión es la de una economista. Más toda una vida he sido una gran asidua a la lectura. Son pocos los géneros que no son de mi agrado. Soy asidua a la obra de James Baldwin, Maya Angelou, Toni Morrison y del alemán Hans Fallada, y he leído mucho de Tolstoi y Dostowejski. Pero creo que es el realismo mágico el que ha influido en mi obra. He devorado los libros de García Márquez y de Isabel Allende, de Vargas Llosa y de Carlos Fuentes.
Y siento una inclinación por la filosofía budista. De ahí que algunos de los capítulos mi libro lleven un proverbio budista.
¿Ha recibido ya algún feedback de los primeros lectores?
Por algunas circunstancias fuera de mi alcance no he podido hacerle promoción a mi libro como hubiese querido. Aunque mi muy subjetiva primera impresión es que el tema Cuba en España no es primordial, estoy segura de que el libro va a gustar, precisamente por el feedback que he recibido de los primeros lectores. Todos los comentarios son sin excepción muy positivos. Uno de los mayores cumplidos fue el de la lectora que corrigió la versión en alemán. Según ella, algunas escenas le recordaron a su autor favorito, García Márquez. Uno de los mayores halagos los recibí de las lectoras correctoras de la versión en español. Y uno de los más impresionantes comentarios fue el de uno de mis hijas, cuando, después de leerlo, me dio emotivamente las gracias por haber escrito un libro tan magnífico.